Si las palabras son un remedioes que también son un venenonny desconocemos las dosisnnlos usos, sagrados procedimientos.nn nnEl canto que se oye en este libro no es, con fortuna, el del poeta en su pedestal, sino el canto de las voces que rodean el pedestal hasta derrumbarlo. Solo en las ruinas logramos escuchar las u201cconfusas escalas y arpegiosu201d con los que se arma la memoria. Jorge Francisco Mestre nos recuerda que en un chicharrón cabe u201cabundancia, exceso y dichau201d, que u201chay guanábanas que son océanos de carne blancau201d y que u201ces difícil ignorar tanta vida revueltau201d.