MEMORIAS DE UN HOMBRE COMÚN.
Las memorias de Kalmanovitz, hijo de emigrantes judíos originarios de Lituania, que lograron llegar antes de la segunda guerra, antes del filtro que tan ignominiosamente extendiera el mal recordado canciller Luis Lopez de Mesa contra la inmigración judía, es un ejemplo mas de los aportes que esta inmigración ha dado a Colombia.
El canciller Lopez de Mesa sostenía que la mezcla del trapacero negociante judío, mezclado con la malicia de los indígenas locales, daría lugar a un engendro que haría mucho daño a la nación Colombiana.
Salomón nos cuenta de sus orígenes en medio de la colonia hebrea, y el salto a la academia, desde donde ha hecho aportes muy valiosos al manejo económico del país.
Son las memorias de otro emprendedor en caminos diferentes a la empresa, que han caracterizado a los emigrantes judíos, esta vez por los caminos de la intelectualidad y el estudio.
SALOMON KERTZMAN
Con una prosa franca y sin adornos, Salomón Kalmanovitz consigue un relato de su vida en el que conjuga una especial lucidez para comprender su destino y un gran talento para narrar los hechos, las personas y el país que lo marcaron.
Sus padres fueron inmigrantes del Este de Europa que desembarcaron en Barranquilla en la década de 1930. Las particularidades de su hogar, el brillo de una formación ejemplar y una destacada carrera de economista e intelectual influyente son parte de una historia muy humana, con grandes pérdidas y realizaciones.
Inteligentes, divertidas y conmovedoras, las memorias de Kalmanovitz son también una mirada desde adentro de las comunidades judías en el país, de los movimientos de izquierda que florecieron en la universidad pública y, por las vueltas que da la vida, de los claroscuros del poder en Colombia.