Haremos una excepción: para este libro no hablaremos de sus temas ni de los autores con los que dialoga, sino de sus efectos. Entre sus páginas se esconde una invitación a vivir, pensar y a situarse desde América Latina, que en pocas palabras no significa otra cosa que vivir la crisis en todo momento. Lo latinoamericano entendido como un hecho temporal, dinámico; un estar-siendo que sitúa, pero también transforma. Vivir en crisis se presenta, entonces, como una opción fecunda hacia nuevas modalidades de conciencia.
La ruta que aquí presentamos no pasa por conceptos ideales; de hecho, evita lo trascendental: es sobre la conciencia cultural y la experiencia concreta (del latín con- crescere, crecido por acumulación) que trabaja la levadura de este libro. En el análisis del diario vivir/morir como un fenómeno se nos presenta una vía hacia aquello que se comprende a través de los sentidos y no de la razón; hacia lo que es anterior a los conceptos e, incluso, a la adquisición del lenguaje: a lo que es memoria involuntaria/corporeizada.
Es en la reunión concreta y radical de todas estas partes que se ofrece una clave decolonial: el tiempo como una estructura lineal (y de progreso) que deja todo atrás, se abre a tiempos simultáneos que operan como herramienta para situar la conciencia latinoamericana en su pluriversalidad, en una estructura extática, simultánea, abierta a dimensiones afectivas y memoriales en un estar expuestos en piel, corazón y mente a lo distinto.