Escritos que dejan entrever, como plantea Dimópulos en su prólogo, el desarrollo de un ?nuevo método? de trabajo: ?discutir abiertamente el ?problema Kafka? con cuatro interlocutores: Brecht, quien rechazaba toda interpretación teológica; Scholem, que la tenía como la única posible; el crítico Werner Kraft, quien abogaba por una explicitación de los presupuestos de Benjamin, y el mismo Adorno, quien celebraba la encrucijada?. Por último, gracias a un gran trabajo de desciframiento, se incluyen los papeles en que Benjamin planeó un trabajo sobre El proceso , que finalmente jamás escribió.