Por el autor de "No cerramos en agosto", un nuevo caso del detective Jordi Viassolo que pone el foco en la especulación inmobiliaria y los narcopisosnJordi Viassolo, aprendiz de detective privado en paro, espera a que al fin le contraten en una agencia mientras sobrevive trabajando ocasionalmente como camarero. Tras servir en un lujoso cóctel en la zona alta de Barcelona, recibe la noticia de que uno de los asistentes, Mike Comabella, aspirante a la alcaldía, ha muerto en un sospechoso accidente. Poco después le llega un pequeño encargo como detective: un cliente misterioso pide que se investigue a una asociación de vecinos del Raval. En el barrio barcelonés descubrirá que la especulación inmobiliaria, las desigualdades sociales y el tráfico de drogas son más flagrantes de lo que imaginaba.nTras el éxito de No cerramos en agosto, Eduard Palomares vuelve con una apasionante novela negra que aúna intriga, retrato social e ironía. A través de las andanzas de su entrañable detective novato y de su singular círculo de amigos, el autor adapta el género negro al siglo xxi, retratando la evolución de la ciudad en los últimos cuarenta años y demostrando que, por mucho tiempo que pase, hay cosas que nunca cambian.nu00abPalomares usa la novela negra como excusa para diseccionar la realidad social de la Barcelona actual.u00bb Germán González (El Mundo)nu00abViassolo se parece más al Flanagan de Andreu Martín que al Marlowe de Chandler; es un detective muy de nuestros tiempos.u00bb Rosa Martí (Esquire)nu00abBienvenida la mirada de este joven que se busca la vida, se mete en problemas y se convierte en héroe.u00bb Lilian Neuman (La Vanguardia)nu00abCon acertadas dosis de ironía, retrata la sociedad actual, algo que Palomares comparte (u2026) con sus admirados Manuel Vázquez Montalbán, Andrea Camilleri y Petros Márkaris.u00bb Anna Abella (El Periódico)