Este libro puede ser leído de distintas maneras. Como registro autoetnográfico de un científico que va perdiendo la cordura a medida que avanza su investigación. También como crónica narcótica redactada al calor de la escena de la música electrónica underground en Porto Alegre, San Pablo y Belo Horizonte. O como un compendio de textos de crítica de arte, que en lugar de pinturas o instalaciones analiza fiestas en galpones derruidos y calles cortadas, los efectos prolongados de la ketamina o las sesiones de los DJs. Escrito en primera persona mediante textualidades diversas (cartas, recortes periodísticos, apuntes poéticos en el umbral de la muerte por sobredosis), su autor examina un momento reciente en la coyuntura latinoamericana: la reconquista del espacio urbano por parte de colectivos político-identitarios que buscan no una promesa de felicidad, sino, al menos, un remanso (des)organizado frente a la violencia del capitalismo en el Brasil de los 2010. Tomando distancia de las lecturas utópicas sobre la música electrónica blanca, Historia universal del after propone un materialismo sudamericano de la fiesta en el que lo universal es alcanzado mediante las historias particulares de aquellas y aquellos que dejaron todo en la pista: cuerpos negros, cuerpos trans, cuerpos drogados y agazapados en las ruinas de la imaginación moderna, esperando volver a nacer en lo que sea que venga después del fin de la fiesta. Si Barthes se preguntaba cómo vivir juntos, Leo Felipe podría responder diciendo agotados pero llenos de fuerza; esperando que llegue el dealer.