Habiendo atravesado, antes de partir de Argentina, una internación forzada en una institución psiquiátrica de la que logró escapar, Lugones reivindica los pequeños gestos de resistencia. La resistencia no es el fin o la meta de la lucha política, sino más bien su comienzo, su posibilidad. Es en el día a día y en prácticas que no necesariamente se catalogan como propiamente políticas, afirma, que la resistencia de la subalternidad emerge con toda su riqueza. Los seres silenciados por la colonialidad no dejan, sostiene Lugones, de hablar, de actuar, con sus gestos, prácticas y creencias, con sus saberes transmitidos y transmutados de persona a persona en una memoria de largo aliento. En el centro de su apuesta política están las coaliciones, las "afiliaciones polimorfas", que surgen de las resistencias al poder desde dentro, en todos los niveles de opresión: formas fragmentarias y múltiples de entender y vivir las opresiones. "Es el movimiento hacia la coalición ?escribe? lo que nos impulsa a conocernos el uno al otro como sí mismos que son densos, en relación, en socialidades alternativas y basadas