La idea genial de los capitalistas: hacer todo con nada. O con lo menos posible. Apple fue la primera empresa que sobrepasó la embriagadora barrera del billón de dólares de capitalización bursátil (un millón de millones), y sin embargo apenas dispone de bienes muebles y no se encuentra siquiera entre los cincuenta primeros empleadores del mundo.
Los ricos siempre han existido, y siempre existirán. Pero si los de antes eran megacapitalistas, los de hoy son gigacapitalistas. La pandemia, el evento más calamitoso de la vida de nueve décimas partes de la humanidad, fue un paseo para ellos. Jeff Bezos ha añadido unos ochenta mil millones de dólares a su ya abultada fortuna. Elon Musk, por un momento, lo superó como el hombre más rico del mundo. La nación virtual de dos mil millones de usuarios fundada por Mark Zuckerberg, si fuera material, sería la más poblada del mundo. Pero la cuestión no es solo la cantidad de dinero que poseen, sino que estas cantidades otorgan a dichos individuos un poder que antes estaba exclusivamente al alcance de los estados soberanos. u00bfCómo detener la carrera hacia los nuevos tipos de monopolios por parte de este puñado de plutócratas que aspiran no solo a influir en lo que compramos, sino también en lo que pensamos?
u00abEnsayo lúcido y comprometido sobre los grandes empresarios de las nuevas tecnologías y su decisiva influencia sobre la economía y la sociedad mundiales.
u00bbEl autor combina el rigor periodístico con un estilo divulgativo ágil y ameno (u2026).rnu00bbLa tiranía del capitalismo de la vigilancia, del gigacapitalismo, no requiere de golpes de Estado clásicos, ni del látigo del déspota, ni de campos de exterminios o de gulags. Es una especie de golpe incruento, aparentemente indoloro y parasitario. Golpe zenu00bb.rnu2014JOAQUÍN ESTEFANÍArnPeriodista y economistarnExdirector del diario El País de España