Un experto malabarista se ufanaba de ser capaz de lanzar las bolas cada vez más arriba. Tan bueno era, que lograba hacer diversas actividades antes de que las bolas regresaran a sus manos. Sin embargo, un día las lanzó muy arriba y estas no regresaron. Preocupado, no paraba de mirar el cielo y, quienes lo veían, comenzaron también a hacerlo. Es una historia sobre la paciencia, la esperanza y la manera en que nuestras acciones pueden influir en el comportamiento de los demás.