Tras la caída del Muro en 1989 y la rebelión zapatista de 1994 se ha hecho evidente que las viejas formas de enseñar la historia resultan inútiles para entender el mundo en que vivimos. Por ello es urgente ver la historia de un modo nuevo y diferente, haciéndola, escribiéndola, investigándola y enseñándola de una manera radicalmente distinta a como mayoritariamente se ha hecho hasta ahora. Pero es imposible construir una historia nueva con las viejas herramientas que corresponden a los modos en que se ha practicado hasta hoy el oficio de historiador en muchas partes del mundo. Pues son esas viejas concepciones de la historia, consagradas durante tantas décadas, y repetidas durante lustros y lustros en las aulas, las que han forjado esa historiografía oficial que ha ignorado a las mujeres, a los campesinos, a los obreros, a los indígenas y a las grandes masas populares, a la vez que se concentraba en el estudio de la vida de reyes y presidentes, en las pugnas de los pequeños y elitistas grupos o facciones de las clases dominantes, o en el análisis de los discursos y las obras de tal o cual literato, científico, o "gran personaje" de una determinada historia nacional. Poniendo el énfasis en guerras y tratados y en la biografía de los supuestos "grandes héroes" de la nación, la historia oficial, e incluso la inmensa mayoría de la historia académica, ha hecho hasta hoy caso omiso de las realidades económicas, sociales, culturales y civilizatorias que han definido las grandes líneas de la evolución de la historia.
En este libro, Carlos Antonio Aguirre Rojas analiza las escuelas historiográficas que están hoy construyendo ya esta nueva historia, y analiza las herramientas imprescindibles para esa construcción.