Desde hace treinta y cinco años, Hanta trabaja en una trituradora de papel destruyendo libros y reproducciones de cuadros. En cada una de las balas de papel que prepara conviven libros, litografías, ratoncillos aprisionados y su propio esfuerzo. Pero para él, esos libros son mucho más que papel para prensar: son toneladas de saber que la humanidad ha ido acumulando a lo largo de los siglos y que Hanta ha ido adquiriendo con su trabajo. Mientras deambula por Praga, repasa su vida a la vez que reflexiona sobre las enseñanzas de los grandes maestros: Lao Tse, Nietzsche, Hegel o Kant. Con la maravillosa prosa que le caracteriza, Bohumil Hrabal construye en Una soledad demasiado ruidosa, escrito cuando su obra estaba prohibida por el régimen comunista, una fábula sobre el sentido de la creación artística y literaria, sobre el amor y la soledad, la creación y la destrucción o la crueldad del tiempo que también alcanza a Hanta, al que unos jóvenes obreros, gente modélica con nuevos métodos de trabajo, acaban sustituyendo.