querer jugar contra uno mismo constituye en ajedrez una paradoja similar a querer saltar sobre la propia sombra
Cuando unos pasajeros descubren que el actual campeón mundial de ajedrez, Mirko Czentovic, está a bordo de unncrucero que se dirige de Nueva York a Buenos Aires, unncompañero de viaje lo reta a una partida. Czentovic, hombrenarrogante y antipático para todos, lo derrota fácilmente, pero durante la revancha, un misterioso pasajero de origen austriaco, el Dr. B., interviene y, para sorpresa de todos, ayuda a que la partida llegue a tablas. Cuando, al día siguiente, el Dr. B. confía el secreto acerca de cómo llegó a poseer su extraordinaria comprensión del ajedrez, el relato se desarrolla en una sorprendente historia de encierro y obsesión psicológica.