Siete fueron los viajes de Simbad, y siete también los naufragios padecidos por el legendario marino, acaecidos bajo el reinado del califa Harún al-Raschid. Simbad el Marino, el explorador, el aventurero de Bagdad, es el arquetipo de todas las novelas de aventuras posteriores y el Ulises de Oriente. nPara tantos y tantos lectores, el nombre de Simbad está inseparablemente unido al de Sherezade y Las mil y una noches. Pero nunca formaron parte de estas Noches las aventuras del intrépido marino, como René R. Khawam nos demuestra en esta edición. A partir de los antiguos manuscritos, Khawan nos descubre al verdadero Simbad, uno infinitamente más cercano, aunque la aventura, con su cortejo de monstruos y magos, de mundo real e imaginario, sigue acudiendo a la cita. Son los tiempos en que los marinos árabes se lanzan al descubrimiento de las desconocidas tierras del océano Índico, llegan a Madagascar y penetran en el mar de la China. De regreso al hogar, el deseo más acuciante es ir a las tabernas a contar sus andanzasu2026 Y, entretanto, el lector se convierte en asombrado espectador de unas aventuras mágicas y míticas que le permiten vivir la eterna fascinación de lo exótico y de lo desconocido en el mar y en tierras pobladas por inquietantes seres. Por todo ello, Simbad es, por méritos propios, un personaje que forma parte de la memoria colectiva y de la literatura universal. nnu00abLo que verdaderamente anima el espíritu imbatible de Simbad es dirigir una contundente interpelación al mundo, los peligros y las gentes que lo pueblan. Algo que puede resumirse de modo perfecto en una sola palabra: u201cAsombradmeu201d. Estoy seguro de que, como a mí cuando leí por primera vez este libro portentoso, Las aventuras de Simbad el Marino también asombrarán al lectoru00bb.nArturo Pérez-Reverte