La sed se va con el río relata el fluir de la existencia y la naturaleza en las veredas del río Nauyaca, un lugar enclavado en las montañas que sólo se atreven a recorrer el agua y el viento. De allí ha desaparecido Jeremías, el hombre que guarda en secreto el aguardiente de bejuco que les da algo de vida a los habitantes de la región.
Perdido está Jeremías al igual que el pueblo entero, que sólo busca aliviar su sed en medio de ese paisaje vivo en donde lo humano es lo remoto.
Con una bellísima prosa poética alimentada directamente de los sueños y cargada de imágenes que son verdades diáfanas, sencillez, alucinaciones, Andrea Mejía confirma por qué ha sido una de las voces más llamativas y excepcionales del panorama de la literatura colombiana actual.
"En cada libro amalgama, siempre de manera inesperada, la palabra poética, la palabra narrativa y la palabra pensante". Giuseppe Caputo