Los escritores acuden, casi siempre, a una pluralidad de mecanismos para construir una colección de relatos: temas, motivos literarios, personajes, tramas. En La marca de la casa, el hilo conductor es una ausencia que se hace presente en forma de herida, cicatriz, pérdida o abandono. Esta dualidad de ausencia y presencia define el destino inmediato de las historias, donde el escenario doméstico también sufre una contradicción: lo que debería ser íntimo y seguro se desplaza hacia el exterior, y la casa deja de ser un lugar de cuidado.
La marca de la casa es una colección de cuentos que explora la fragilidad y complejidad de las relaciones humanas, especialmente aquellas familiares. Los relatos de este libro dejan al descubierto una serie de acciones amorosas que se infringen en las relaciones familiares, especialmente las que suceden entre padres e hijos, pero que, en el contexto colombiano, se transforman en senderos repletos de discordia y conflictos inesperados que terminan superando los límites de lo que solemos llamar hogar. El autor nos adentra en los sentimientos contradictorios que surgen dentro de la familia, mostrando cómo el amor, el resentimiento, la nostalgia o la indiferencia coexisten y moldean las vidas de sus personajes. Huellas y señales que se van volviendo cotidianas a fuerza de costumbre y repetición; pero que se llenan de nuevos significados en la medida que se descubren como iluminación, metamorfosis o golpe de suerte.