A George nada le gusta más en el mundo que mirar las estrellas: también le encantaría tener un ordenador con el que navegar y cono cer más sobre el Universo, pero sabe que eso es misión imposible. En casa, sus padres son tan ecologistas que no quieren ni oír ha blar del progreso y la ciencia. Pero lo que ellos no saben es que el enemigo está muy cerca: acaba de llegar un nuevo vecino que, u00a1horror!, es un eminente científico, e eso, para los padres de George solo significa una cosa: peligro. Si hubiera imaginado lo qu e le esperaba a su hijo, nunca le habrían dejado entrar en su casa...