n su libro "Shanzhai", Byung-Chul Han examinaba las nociones de original y de copia de China y Occidente, en un contrapunto que exhibía estructuras de pensamiento radicalmente diferentes. Profundizando el alcance de esa tarea comparativa, en este volumen se aborda un contraste anterior y más fundamental: mientras que en Occidente el pensamiento está siempre dominado por la figura del ser y de la esencia -Han descubre núcleos de pensamiento esencialista aun en los intentos más sostenidos por dejar atrás la metafísica, como en el caso de Heidegger, Deleuze y Derrida-, en el Lejano Oriente es la ausencia la que prima.
A través de un fino análisis de la arquitectura, las artes, el lenguaje, la comida y la gestualidad orientales, Han recoge los efectos culturales de esa discordancia. La especialidad ni del todo abierta ni del todo cerrada del templo budista, que niega el efecto de interioridad de la arquitectura religiosa cristiana; la cocina oriental que carece del peso de un plato principal y tiene como ingrediente principal el arroz, vacío por su falta de color y su sabor desabrido; el acontecimiento sin sujeto que caracteriza los usos de algunas lenguas como el coreano y el chino antiguo; la reverencia del saludo japonés, que evita el contacto directo con la mirada de un "yo", son todos elementos que trazan el perfil de una misteriosa cultura del vacío, muchas veces incomprensible desde Occidente, que se sustrae a las determinaciones del pensamiento esencialista.